Uno de mis primeros recuerdos sobre el colegio, tiene muy poco que ver con lo que estuvéramos apendiendo. Ni siquiera recuerdo la cara de mi profesora de 2º de primaria, pero recuerdo el chico que se sentaba en mi mismo grupo de mesa como si estuviera sentado delante de mí ahora mismo.
Joseph (yo estudié en un colegio británico). Tenía el pelo rubio cobrizo y ojos azules; y siempre tenía un gesto demasiado enfadado para tener sólo 7 años. Recuerdo también estar discutiendo con él, picándonos delánte de toda la clase. Recuerdo una vez en particular en la que lo miré y le grité tan alto que la profesora paró la clase y me expulsó hasta el recreo. Recuerdo cómo se burlaba de mí diciendo que era fea y asquerosa y que no parecía ni siquiera una chica. Recuerdo a mi profesora intentado consolarme con la frase: "sólo te dice eso porque le gustas". Menuda cagada. ¿Por qué a las chicas nos enseñan eso ¿por qué ese mismo consejo se traspasa de generación en generación? ¿por qué por mucho que pasen los años, seguimos diciéndonos a nosotras mismas que cuando un chico nos trata mal es porque está enamorado de nosotras?
Esta es la clara explicación a todas nuestras desgracias y eternas preguntas.
"Si no me contesta a la llamada es que le gusto" ¿pero qué porquería es esta?
Al margen de todo esto, recuerdo lo que me importó. Me importaba lo que él pensaba de mí, me influenciaba por ser él un chico, su actitud y perspectiva ante mi actitud y mi comportamiento, significaba algo en clase y en el recreo, porque había algo inexplicáblemente importante en su opinión. Cuando él hablaba, incluso aunque fuera estupideces, la gente le escuchaba. Y yo sabía que había una parte dentro de mí, que no me importaba lo que antes hubiera pensado sobre él, mi único objetivo era hacer que él se fijara en mí y conseguir que yo le gustase.
Desde entonces, intencionadamente o sin ningún propósito concreto, la opinión de lo chicos han importado más de lo que hubieran debido. Durante todo el colegio, trabajo, mi vida personal, me he encontrado profundamente consternada por cómo un hombre - incluso un hombre del que ni siquiera puedo estar interesada o que él no esté interesado en mí - ha pensado sobre mí.
¿Acaso este compañero de trabajo piensa que soy buena trabajadora?
¿Pensará este chico de la cafetería que soy atractiva?
¿Creerá que mi jersey me hace gorda?
¿Sabrá el chico de clase quién soy?
Y todo esto, incluso cuando su opinión, en el sentido más objetivo, pudiera ser lo menos importante para mí del mundo. Desde que tengo memoria, siempre he estado alerta sobre qué opinión sería esa.
Cuando echo la vista atrás sobre lo que he ideolizado siempre de una mujer, puede tener incluso cierto sentido. Todas mis heroínas de cine y literatura, sin importar mucho el resumen de la historia en general, su personaje siempre terminaba siendo validadas por un hombre que la amará para siempre. De hecho pienso, que la mayoría de las "Princesas Disney", por ejemplo fueron modelos de omportamiento que incentivaron esto. Ellas eran preciosas, tenían cinturas minúsculas y enormes y largos ojos , un pelo increíble que ondeaba con el viento... Siempre eran las más guapas y queridas de "la aldea" o "todo el reino" y lo más maravilloso es que conseguían serlo siempre sobrellevando asombrosamente todos los obstáculos.
Así, que casi toda mi vida ha sido consumida con la búsqueda de este tipo de amor. Por encajar, por ser percibida como preciosa incluso cuando no me lo creo ni yo. Es dificil sentir que la mayor parte de tu vida ha consistido no sólo en la búsqueda de tu propio Príncipe Encantador, sino también en conseguir que los amigos de ese Príncipe Encantador estén locos por tí también. La aceptación por los hombres en general, es algo de lo que no se puede escapar . Me da una vergüenza horrorosa pensar en el tiempo que he desperdiciado pensado en lo que un hombre pensara sobre mí, si le gustaría salir conmigo, por qué me ha rechazado o no le gusto, o cómo podría hacerle cambiar de opinión.
La verdadera cuestión de todo esto, es realmente qué piensoYO sobre mí.
¿Acaso me gustaría salir con alguien como yo?
La opinión que tengo sobre mí misma puede desvanecerse en el fondo de la presión social, que ejerce mucho más presión sobre mí: ¿Eres alguien deseable? Incluso cuando quiero distanciarme de los pensamientos sobre la imagen que proyecto o quién estaría interesado en mí, estoy poseída por la idea de que eso es todo lo que valgo.
Adoro tener hombres en mi vida. Me siento embelesado por tener a mi alrededor gente que me quiere y se preocupa por mí, por las buenas razones, que me toma en serio y que me respeta como persona. Trato de recordarme a mí misma diariamente, que mi padre, mis amigos, mi pareja... esto son personas que importan. Y no porque sean hombres, sino porque son buenas personas que merecen mi admiración. Pero no puedo evitar desear algunas veces, que podría ser un poco más como ese modelo de mujer perfecta, solo para gustarles.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
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